En México, aunque desde 1830 se habían conocida como Criolla, Árabe o Nacional introducido plantas de Yemen en Michoacán, y en 1831 se introdujo la variedad Bourbon a Chiapas, la variedad que predominó durante más de 100 años fue la llamada Typica, también conocida como Criolla, Árabe o Nacional.
En la década de los cincuenta, la Comisión Nacional del Café fomentó que se cultivaran más las variedades Bourbon y Mundo Novo; en los sesenta se introdujeron variedades de corte bajo como Catu- rra, pues éstas son más cómodas para la cosecha, mientras que en los ochenta se importó la variedad Catuaí y se incorporó la variedad Garnica, esta última generada en México por el Instituto Mexicano del Café.
Si bien es cierto que la introducción y expansión de más variedades ha tenido un proceso desigual por regiones y tipos de productores, la realidad es que, además de las ya mencionadas, hoy en día podemos encontrar también plantaciones de variaciones mexicanas como Coatcpec, que tiene ya registrada su denominación de origen.
Pluma Hidalgo, que está en proceso de obtener la denominación, y Oro Azteca, variedad liberada por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias en 1995.
También tenemos actualmente variedades que ya se han adaptado muy bien a diferentes regiones cafetaleras de México, como la Catimor, Pacamara, Maragogype —altamente valorada en el extranjero al punto de ser mencionada en La nariz del café— c incluso Geisha, una que destacó cuando se produjo desde Panamá y que todo parece indicar que ahora que se produce en México generará también muy buenos comentarios Universidad Autónoma Chapingo En 1854 era la Escuela Nacional de Agricultura y estaba ubicada en el convento de San Jacinto en la Ciudad de México.
El 20 de noviembre de 1923 se mudó a la exhacienda Chapingo, donde adquirió su actual lema: “Enseñar la explotación de la tierra, no la del hombre”.
Posteriormente, al convertirse en universidad, tomó el nombre del sitio.
Establecida ya como universidad en 1974, dentro de sus objetivos está el formar profesionales de alto nivel para combatir el subdesarrollo e impulsar que las innovaciones científicas y tecnológicas lleguen oportunamente al sector rural.
La importancia de la ciencia para el cultivo sustentable La planta de café de la especie Coffea arábica tiene una forma de reproducción autógama, es decir, que el polen de una flor fecunda los óvulos de ella misma, lo que resulta en una gran homogeneidad genética de los descendientes, con muy escasa diversidad.
Los investigadores han aislado relativamente pocos mutantes diferentes de esta especie, pero a pesar de la poca variabilidad, la ciencia ha podido responder eficazmente a los diferentes retos que afronta el cultivo del café, como las plagas o las heladas.
El conocimiento y la protección de la diversidad genética de los cafetos son de suma importancia, ya que a partir de un ecotipo, una subpoblación genéticamente diferenciada de una especie que vive en un hábitat o ecosistema definidos que tenga al día de hoy potencialidades aún desconocidas, en el día de mañana, por ejemplo, estas mismas podrían permitir encontrar una solución para una enfermedad o un problema específico.
Las perspectivas que existen para mejorar el cultivo de los cafetos son considerables, porque hasta el momento no se ha explorado ni una ínfima parte de las posibilidades genéticas.
Esto significa que los progresos científicos realizados en los cafetos encuentran áreas de aplicación y de innovación que pueden ser muy interesantes.
En México, uno de los mejores lugares para conocer más sobre las variedades y cultivos del café es el Banco de Germoplasma deCafé del Centro Regional Universitario de Huatusco (CRUO) de la Universidad Autónoma de Chapingo (UAC).
Quizá lo primero que viene a la mente cuando uno lee “Banco de Germoplasma” es un laboratorio totalmente aséptico en el que hay pequeñas muestras de ADN —en este caso de café— que están guardadas para ser estudiadas.
Nada más lejano a esto es lo que se encuentra en el CRUO, pues se trata de un banco vivo en el que la manera de almacenar y generar rendimientos del germoplasma es manteniéndolo con vida, y la mejor forma de hacer esto es teniendo diferentes variedades de cafetos plantados y produciendo.
Esto es fundamental, ya que contrariamente a los granos de especies vegetales, cuyas semillas deshidratadas pueden conservarse a largo plazo en el frió, las de los cafetos pierden rápidamente su viabilidad.
Este banco de germoplasma cuenta con 250 variedades de café para su conservación y estudio.
Aquí se comenzaron a hacer investigaciones tanto con variedades que ya estaban asentadas y adaptadas al país, como con algunas que empezaron a traerse de otros países para estudiar su viabilidad dentro de México.
Esto es un logro importante, ya que a pesar de ser indispensable el intercambio de materiales genéticos entre las diferentes naciones, éste no se da fácilmente por la clara rivalidad comercial que existe entre ellas, pues la creación de una variedad con características excepcionales puede representar una ventaja competitiva importante.
En el CRUO podemos encontrar expertos en cada uno de los procesos que vive el café, desde la siembra hasta el tostado y la degustación.
Muchos de ellos tienen más de 25 años profundizando en el conocimiento de esta maravillosa planta, sus frutos y sus granos, y es gracias a este esfuerzo que próximamente podremos encontrar aquí el Centro Nacional de Investigación y Desarrollo Tecnológico del Café.(Cenacafe).
En el CRUO se tiene el Banco de Germoplasma desde 1980.
En un inicio se contaba con pequeñas parcelas de las variedades más comunes en México hasta ese año, es decir.Typica, Bourbon, Mundo Novo, Pluma Hidalgo, Caturra, Catuaí amarillo y Catuaí rojo; después se fueron agregando variedades que en ocasiones habían introducido algunos productores y en otras eran traídas por investigadores específicamente para su estudio.
En el Banco de Germoplasma se estudian características genéticas de las diferentes variedades y de los híbridos que se han ido produciendo en el país,se hacen pruebas con cruzas y de mejoramiento genético para poder conseguir plantas que se adapten, tengan un buen rendimiento de producción y, además, gran calidad en la taza, lo que sin duda hace que todos los que trabajan en él sean unos verdaderos guardianes del café en México.
El tiempo es un factor muy importante en cada una de las investigaciones realizadas sobre el café, a tal punto que en el Banco de Germoplasma se considera que un experimento es breve cuando sólo tienen que esperar ocho años para ver sus resultados.
Cuando se trabaja en el desarrollo de una nueva variedad de planta, el tiempo para considerar que está lista para ser sembrada en campo abierto porque ya no presentará variaciones no esperadas o segregados, es entre 21 y 30 años, ya que, además de considerar el lapso necesario para que el cafeto esté plenamente maduro, es necesario estudiar varias generaciones para ver su comportamiento.
Si por algo se llega a liberar el cultivo de una planta prematuramente, es posible que alguna de las variaciones que presente provoque que los campesinos prefieran no seguir cultivándola.
Los avances de la ciencia y de la tecnología permiten a los productores mejorar la gestión de riesgos, lo que les facilita el acceso a condiciones más favorables para el cultivo.
Por ejemplo, en el caso de la roya, un problema grave que ha golpeado de forma fuerte a la producción de café en México, algunos producto res han logrado afrontarlo correctamente mejorando las técnicas de fertilización.
Con esto han conseguido que sus plantas resistan mejor a esta plaga, lo que les ha evitado pérdidas importantes.
La investigación científica y tecnológica en el cultivo del café se hace en ciclos largos; esto contrasta con los lapsos en los que cambian las políticas públicas en el país con respecto al campo, ya que éstas muchas veces se modifican cuando cambian las administraciones públicas federales o estatales, es decir, cada seis años.
Sin duda, practicar un pensamiento a largo plazo con respecto a las políticas y programas de apoyo para el café es algo que beneficiaría a la industria, a los productores, a susfamilias y a sus comunidades.
El hecho de que México sea uno de los principales productores de café orgánico puede ser un elemento que impulse este estilo de pensamiento, puesto que es un camino que, además de las certificaciones que se puedan obtener y de los beneficios económicos que puedan traer éstas, respeta a la tierra en la que se cultiva el café y es congruente con la cosmovisión indígena, que desde antes de adoptar estos cultivos ya practicaba el cuidado de su ecosistema.
